jueves, 24 de junio de 2010

Estafa Bruta

A quien corresponda:

El pasado domingo 13 de junio asistí al show de “Fuerza Bruta” que se presenta en la Carpa Santa Fe de la Ciudad de México. Antes de que el espectáculo comenzara, fui presa de una estafa humillante, sobre todo por la legitimidad que le da el lugar en la que se hace.

La carpa abre una hora y media antes del espectáculo y tiene una serie de puestos en los que se puede comer o beber algo antes de la función. Apenas iba llegando cuando una edecán se acercó a invitarme al área de ‘carreras de kilómetros’ y me ofreció un tiro gratis. Me explicó que ahí podría ganar premios, pero que fuera para que me expliquen con detalle.

Llegué a una carpa en la que tienen expuestos premios como pantallas de plasma de 30-40 pulgadas, estéreos, reproductores DVD, entre otros. La persona que me recibe me muestra un cartón —una especie de tablero de lotería— en el que están impresos muchos números entre el 10 y el 50 revueltos, y a cada uno de ellos le corresponden ciertos kilómetros. Unos números tienen los kilómetros en rojo (aquí uno avanza) y otros en negro (uno retrocede).

La persona me muestra un cubilete con ocho canicas, y me pide que las aviente a un tablero grande de madera con orificios numerados del 1 al 6. Una vez que las canicas encuentran estos hoyos, él hace la suma de los números que corresponden a las canicas, me pide que busque en el tablero a cuál corresponde y vemos que corresponde a avanzar 30 kilómetros.

Después me explica el juego: “sólo hay que llegar a los 100 km y se lleva uno de estos premios o $5,000 al instante”. Me comenta que es una cuestión de perseverancia, pues evidentemente (después de haber avanzado 30 km en el primer tiro) si uno se queda suficiente tiempo, llega a los 100 km. El tiro cuesta $50. Comienzo a jugar y el siguiente tiro avanzo 15 km. Tiro un par de veces en las que no avanzo y después mis canicas suman 28; le di al comodín: a partir de este momento los km en negro no me hacen retroceder y tengo posibilidad de ganar dos regalos al llegar a 100 km, pero el tiro ahora vale $100.

Con cierto escepticismo fui agotando mi cartera, pero mágicamente siempre que me llegaba la duda de seguir jugando yo sumaba kilómetros. Así había llegado a 85 km. Cada tiro ya valía $200 y yo tenía la oportunidad de ganar 4 regalos llegando a 100 km: ¡un buen tiro era todo lo que necesitaba! En ese momento había gastado alrededor de $1,5000, llevaba ya varios tiros en 85 km y algo no se sentía bien.

Soy egresado de la carrera de Matemáticas de la UNAM, así que siempre he tenido gran afición por entender este tipo de juegos. Pedí cinco minutos para analizar el cartón, y fue entonces cuando comprendí el engaño. Ningún número por debajo de 40 puntos, o por arriba de 10 sumaba kilómetros. Rápidamente calculé las probabilidades de tirar un turno de arriba de 40 puntos: necesitaba que 6 de las 8 canicas cayeran en 6, y no tirar ningún 1 ni 2 en las restantes. ¡Eso era imposible! Lo mismo sucedía con sumar menos de 10 puntos. La probabilidad de un tiro así sería de uno en cientos. ¿Pero entonces cómo había llegado a 85 km?

Comencé a recordar como yo me esforzaba en realizar la suma adecuadamente cuándo él me decía que ésta caía en un número que no sumaba kilómetros, y siempre estaba correcta. Pero cuando me decía que había caído en un número que sí sumaba, ¿para qué revisarla? De hecho recordé un par de ocasiones en las que él me decía que sí sumaba, yo hacía la suma y me percataba que había caído en un número negro. Cuando se lo hacía saber, me decía: “Está bien, no avanzamos nada”. Así, cayó sobre mí la realidad: en ningún momento hubo ningún turno que sumara kilómetros legítimamente. Nunca estuve cerca de llegar a los 100 km, pues no era posible tirar ni siquiera un turno en los que se sumaran 10 km. Me estafaron. Los 30 km del inicio, los 15 km del segundo tiro, todos fueron engaños para emocionarme con el juego.

En ese momento me sentí humillado y ofendido. Volteé a mi alrededor, y tenían al menos a diez personas como yo, en 85 ó 90 km, gastando hasta el último billete de la cartera por ese tiro que les iba dar una pantalla de plasma, o $5,000. Algunos incluso iban al cajero automático por más dinero. Familias en los que todos buscaban ese tiro de suerte que no llegaría. Los fajos de dinero que guardaban detrás del mostrador eran impresionantes.

Éste es un puesto digno de una feria ambulante estacionada ilegalmente en las calles. Sin embargo, después de pagar $400 por un espectáculo es una pena que te inviten a participar en él. Sobre todo por tratarse de un inmueble que ha hospedado varios espectáculos de renombre internacional. No sé quién se esté enriqueciendo con el dinero de personas ingenuas como yo. ¿Será la ‘Carpa Santa Fé’, la producción del espectáculo, la empresa patrocinadora?

Lo cierto es que es una pena que la Carpa, el espectáculo (Fuerza Bruta), los patrocinadores (AXXA) y la ciudad (DF) permitan este tipo de acciones a plena luz del día.

Ojalá que alguno de ustedes me pueda ayudar a consignar a las personas detrás de este fraude. De antemano les agradezco su tiempo.

Héctor García de la Cadena Pérez